Maisy Dewey y su pareja, Harrison Kent, tomaron una decisión radical al dejar atrás su vida en Estados Unidos para mudarse a Londres. Para hacer realidad esta idea, organizaron varias ventas de garaje donde vendieron todas sus pertenencias que no cabían en sus maletas.
En agosto de 2023, llegaron a Londres sin un lugar fijo donde vivir, pero después de meses de búsqueda, encontraron un hogar único: una casa flotante. “Amamos vivir aquí”, compartió emocionada Maisy.
Ambos jóvenes, originarios de Filadelfia, Pensilvania, y acompañados de su perro Kipper, comenzaron a planear su traslado a Europa en 2022. En una conversación con ‘CNBC Make It’, Maisy reveló que desde siempre había soñado con vivir en Londres, ciudad en la que creció su padre. También mencionó que durante su infancia visitaba frecuentemente Inglaterra junto a su familia para ver a su abuela, lo que hacía que la capital británica no le fuera completamente ajena.
Cuando Maisy expresó a Harrison su deseo de mudarse a Londres, él empezó a investigar universidades que ofrecieran programas de posgrado en diseño de muebles. Finalmente, en noviembre de 2022, Harrison fue aceptado en el curso de Diseño de Productos y Muebles de la Universidad de Kingston en Londres, lo que selló su decisión de mudarse.
“Si no lo hacíamos entonces, nunca lo haríamos”, comentó Dewey, quien también reconoció que el hecho de tener un pasaporte británico gracias a su padre era “un privilegio” que no podían dejar pasar.
Un proceso largo para encontrar el lugar ideal
Con la fecha de mudanza programada para agosto de 2023, pasaron meses vendiendo todos sus muebles y objetos en Estados Unidos. Cada fin de semana, organizaban ventas de garaje para reducir sus pertenencias a lo que pudieran llevar en sus maletas, además de recaudar fondos para su nueva vida en Londres.
Sin embargo, la búsqueda de una vivienda adecuada en Londres no fue fácil. Desde Filadelfia, enviaban solicitudes por correo electrónico, solo para recibir al día siguiente respuestas desalentadoras como: «La propiedad ya ha sido rentada». A medida que se acercaba la fecha de su viaje, alquilaron temporalmente una vivienda en Londres para continuar la búsqueda en persona.
Estuvieron a punto de asegurar una propiedad que consideraban perfecta: espaciosa, bien ubicada y con suficiente espacio para su perro. Pero antes de que pudieran firmar, la propiedad fue ocupada por otros inquilinos. En ese momento, un agente inmobiliario les ofreció mostrarles una alternativa. “Nos dijo que era una casa junto al agua, pero pensamos que no podríamos pagarla. Luego nos aclaró que la propiedad estaba ‘sobre el agua’, no junto a ella”, recordó Dewey, explicando que se trataba de una casa flotante.
Aunque dudaban, decidieron visitar la casa flotante y se llevaron una agradable sorpresa. “Era mucho más bonita de lo que imaginábamos. La habían remodelado recientemente, así que seríamos los primeros en vivir allí”, explicó Maisy. “Fue un golpe de suerte total”, agregó.
La vida en una casa flotante en Londres
La casa flotante, que en realidad es un barco anclado en el puerto, mide aproximadamente 20 metros de largo. Tiene una sala de estar, un baño, una cocina y dos dormitorios. Además, cuenta con una habitación adicional que podrían usar como oficina para trabajar, lo que resultaba ideal para ellos. La vivienda era significativamente más amplia que otras propiedades que habían visitado y acababa de ser renovada, por lo que solo necesitarían decorarla a su gusto.
Otra ventaja es que el alquiler era accesible, pues pagaban 2236 dólares mensuales (poco más de $ 9.300.000). Maisy expresó su entusiasmo diciendo: “Nos sentimos como si estuviéramos viviendo en un libro ilustrado para niños. Parece un sueño hecho realidad”. Añadió también que vivir en un bote “le agrega un elemento muy divertido a la vida”.