La migraña es un trastorno neurológico común que afecta a millones de personas en todo el mundo. La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que aproximadamente mil millones de personas padecen migraña, lo que representa casi el 14% de la población global. En Colombia, alrededor del 10% de la población, es decir, cerca de 5 millones de personas, sufre de este trastorno. A pesar de su alta prevalencia, la migraña a menudo está subdiagnosticada y mal tratada, lo que implica una carga significativa tanto para los individuos como para la sociedad.
“Entre los síntomas más frecuentes de la migraña encontramos dolor de cabeza que ocurre por lo general en un solo lado de la cabeza, puede asociarse a fosfenos que es la visualización de pequeñas luces, titnitus, oír pitos a través de los odios y además tiene la característica de que el dolor aumenta con la actividad o con el movimiento” afirma la doctora y docente de Semiología Neurológica, Universidad El Bosque.
El impacto de la migraña va más allá del dolor físico y afecta también las dimensiones económica y social. La Fundación Americana de la Migraña estima que, en promedio, una persona con migraña pierde entre 4 y 6 días de trabajo o estudio al año. En los casos más graves, esta cifra puede superar los 15 días. En Colombia, se calcula que la migraña provoca una pérdida de más de 1 millón de días laborales al año, resaltando la urgente necesidad de estrategias efectivas para su manejo y prevención.
“Entre los factores modificables de la migraña se encuentran el estrés, la falta de sueño, la dieta y el consumo de alcohol. El estrés es uno de los principales desencadenantes. Estudios sugieren que técnicas como la meditación y el ejercicio pueden reducir la frecuencia de los ataques. Además, ciertos alimentos, como el chocolate y los quesos curados, pueden desencadenar migrañas, aunque esto varía entre individuos. Los factores no modificables incluyen la genética y los cambios hormonales, especialmente en las mujeres, donde las fluctuaciones hormonales durante el ciclo menstrual pueden desencadenar episodios de migraña” añade Oscar Gustavo Godoy, enfermero clínico y docente Universidad El Bosque.
La migraña ocurre más frecuente en mujeres que en hombres, se estima que por tres mujeres que tienen migraña solo un hombre la presenta, y esto probablemente se deba a los cambios hormonales.
Ante un ataque de migraña, es crucial actuar de inmediato para minimizar su intensidad y duración. Buscar un ambiente relajado, preferiblemente oscuro y silencioso, puede reducir la estimulación sensorial. El reposo relativo es recomendable, evitando esfuerzos físicos que puedan empeorar el dolor. Aplicar frío local en la frente o la nuca puede proporcionar alivio temporal. A nivel de prevención son importantes los cambios en el estilo de vida, la alimentación, el control del sueño, deben dormir al menos en 7 y 9 horas diarias, evitar condiciones extremas como ejercicio extremo y deshidratación, y tener un manejo del estrés.
Los médicos recomiendan tener un diario de migraña para que se pueda detectar que tan frecuente es, su intensidad y qué la desencadena probablemente. Además, seguir las indicaciones del médico respecto al tratamiento farmacológico, que puede incluir analgésicos, antiinflamatorios no esteroides (AINEs) y medicamentos específicos para la migraña, como los triptanes, es esencial. La automedicación debe evitarse para no agravar el dolor y aumentar el riesgo de cefalea por abuso de medicamentos. Si el dolor no cede con el tratamiento habitual o los síntomas se agravan, es crucial buscar atención médica especializada para evitar complicaciones y mejorar la calidad de vida del paciente.
La clave está en una educación continua y en la implementación de estrategias personalizadas para reducir la frecuencia y severidad de los ataques. A medida que se avanza en la comprensión de esta condición y en la mejora de las opciones de tratamiento, las personas con migraña pueden encontrar no solo alivio, sino también esperanza en una vida con menos limitaciones. Enfrentar la migraña con información y estrategias adecuadas abre la puerta a una vida más equilibrada y plena, donde el dolor no define el día a día.