El VIH sigue siendo una epidemia global, y la ONUSIDA ha establecido la meta 95-95-95-95 para eliminarlo de manera efectiva para 2030. Esta meta busca asegurar que al menos el 95% de las personas que viven con el virus conozcan su estado serológico, estén recibiendo tratamiento adecuado y logren suprimir la carga viral. Además, la cuarta meta se enfoca en garantizar una mejor calidad de vida para quienes viven con VIH, eliminando los estigmas y creando un entorno inclusivo, sin barreras sociales ni discriminación.
El estigma asociado al VIH es una barrera significativa para acceder a la prueba diagnóstica, iniciar y mantener el tratamiento. La sociedad debe ser educada para reconocer que las personas con VIH pueden vivir de manera plena y saludable. Al eliminar la discriminación, se facilita el acceso a la atención médica y se contribuye al objetivo global de erradicar el VIH.
Un estudio reciente realizado por el Ministerio de Salud y Red Somos reveló que muchas personas con VIH ocultan su diagnóstico por miedo al rechazo y la discriminación. Este estigma externo y el autoestigma, que afecta el bienestar emocional y dificulta el acceso a servicios de salud, son obstáculos importantes para alcanzar los objetivos de ONUSIDA.
El estigma también impacta la vida social de las personas con VIH, provocando exclusión en actividades cotidianas y dificultando la construcción de relaciones. Según el estudio, el 33% de las personas con VIH han experimentado exclusión en actividades sociales, el 10,8% en contextos religiosos y el 41% en el entorno familiar.
“El prejuicio y la desinformación son obstáculos fundamentales para erradicar el VIH. Es esencial crear un ambiente basado en la empatía y la aceptación para permitir que las personas vivan su diagnóstico con dignidad”, destacó Andrés Cuestas, Gerente Médico de VIH en GSK Colombia.
Eliminar el estigma no solo mejora la calidad de vida, sino que también permite a las personas con VIH vivir sin miedo, acceder al tratamiento y mantener relaciones significativas.